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Hay cosas que como ciudadano me cuesta mucho entender y una de ellas es
la impunidad con la que la justicia emite sus veredictos.
El pasado sábado, El Correo, un
medio no particularmente afín a Ezker Anitza-IU, publicaba en sus
páginas el resultado de una investigación según la cual el juicio en el
que se daba por buena la expulsión de nueve personas de Ezker Batua,
había sufrido irregularidades desde el punto de vista procedimental.
Por lo visto, después de una investigación interna, se había advertido
que el reparto del tema, o lo que es lo mismo, a qué juez, en este caso
jueza, le asignan un tema concreto, no se había hecho siguiendo las
normas internas del juzgado.
Es más, incluso informaban de que una investigación interna dirigida
por el mismísimo presidente del Tribunal Superior de Justicia del País
Vasco, Juan Luís Ibarra, certificaba esa irregularidad como consecuencia
de un error humano. Hasta ahí, todo parece más o menos razonable y comprensible, errores los podemos cometer todos y todas. Ahora bien, lo que no tiene un pase es que constatada esa irregularidad,
el mismo Presidente resuelva el asunto con un recordatorio de que las
normas están para cumplirse y que hagan el favor de hacerlo.
Una circunstancia como esta que en cualquier país mínimamente avanzado
hubiera supuesto la anulación inmediata de todo el juicio aquí no, aquí
se despacha con una circular interna.
Un nuevo ejemplo de corporativismo judicial que convierte lo que en principio era un "error" en un fraude.
No sólo eso, sino que la misma persona que certificó la irregularidad, en su condición de Presidente de la Junta Electoral, decide dar por buena las consecuencias de ese juicio fraudulento y excluir a Ezker Anitza-IU de la campaña electoral en lo medios públicos.
Como Ezker Anitza-IU, desde luego, al hilo de la publicación del sábado, vamos a enviar un escrito a la Junta Electoral para que reconsidere su decisión. Y como ciudadano, voy a recomendar a las nueve personas que fueron estafadas por el sistema judicial que soliciten la nulidad de todas aquellas actuaciones. No tendrá efectos prácticos, de acuerdo, pero a veces, merece la pena luchar con el objetivo de debilitar a un poder, en este caso el judicial, que se cree en posesión permanente de la verdad absoluta.
Un nuevo ejemplo de corporativismo judicial que convierte lo que en principio era un "error" en un fraude.
No sólo eso, sino que la misma persona que certificó la irregularidad, en su condición de Presidente de la Junta Electoral, decide dar por buena las consecuencias de ese juicio fraudulento y excluir a Ezker Anitza-IU de la campaña electoral en lo medios públicos.
Como Ezker Anitza-IU, desde luego, al hilo de la publicación del sábado, vamos a enviar un escrito a la Junta Electoral para que reconsidere su decisión. Y como ciudadano, voy a recomendar a las nueve personas que fueron estafadas por el sistema judicial que soliciten la nulidad de todas aquellas actuaciones. No tendrá efectos prácticos, de acuerdo, pero a veces, merece la pena luchar con el objetivo de debilitar a un poder, en este caso el judicial, que se cree en posesión permanente de la verdad absoluta.
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