Un año más, con motivo del 25 de Noviembre, Día Internacional contra la Violencia hacia las mujeres, queremos volver a poner el foco de atención sobre esa violencia simbólica, suave, insidiosa y casi imperceptible, sobre la que se construye la identidad de las mujeres y que permite y hace posible la violencia física contra éstas.
Esta violencia simbólica se sustenta en ideas erróneas pero ampliamente extendidas y asumidas de manera natural tales como que ser mujer a determinadas horas y en determinados lugares es un riesgo;; interiorizar que no hay nada tan grave como una agresión sexual y que, sin embargo, ninguna mujer puede defenderse frente a ella; aprender a tener miedo y a sentirse vulnerable, a sentirse necesitada de protección, pero nadie verbaliza, exactamente a qué y/o a quién se debe tener miedo; sentirse avergonzada y culpable por sufrir una agresión sexual y/o ser maltratada, prefiriendo justificarlo o negarlo antes que reconocerlo o criticarlo; entender que el ejercicio de la libertad sexual por parte de las mujeres es un ejercicio de provocación sexual que justifica el potencial comportamiento agresor de algunos hombres; o creer que el control y los celos dentro de la pareja son elementos que forman parte del amor y que la pareja, si se intenta, puede cambiar por amor.
Todo ello nos exige volver a centrar la mirada todo el año, pero más con motivo de esta fecha, estratégicamente, en las adolescentes y jóvenes de nuestro Municipio, tal y como hiciéramos en el 2009, para que puedan reconocer la violencia en sus formas más sutiles, naturalizadas y asumidas socialmente, y ser menos vulnerables frente a ella. Desde las instituciones se deben desarrollar medidas que sean auténticamente integrales y transversales. Que se impliquen a todos los estamentos sociales y políticos, abordando en su integridad la violencia de género, sin que se limite a la llamada violencia doméstica, y que estén dotadas de recursos materiales humanos y económicos suficientes.
Para ello, queremos volver a retomar el lema empleado en la campaña pasada de BERDINSAREA, BELDUR BARIK. Porque afirmar Beldur barik, implica negar el miedo como estrategia de control de las mujeres y reconocer que, puesto que ser mujer es un riesgo y un peligro potencial en sí mismo, este Ayuntamiento cree urgente crear una coordinación administrativa y política entre las Administraciones Públicas, así como la implicación de todos los poderes públicos para atajar esta lacra social y conseguir en el futuro más inmediato que nuestros municipios, estén exentos de Violencia contra las Mujeres. Para ello se debe facilitar que las mujeres puedan apropiarse de las herramientas que permitan prevenirlo y defenderse frente al mismo. Una voluntad que debiera transformarse en exigencia imperativa en nuestros Municipios.
De esta manera, no sólo seguiremos ayudando a las jóvenes a prevenir la violencia física directa, sino que, también, las animaremos a ser agentes activas con posibilidad de mostrar su rechazo a la violencia contra las mujeres a través de cualquier medio de expresión, encarando los aspectos estructurales de la violencia sexista, con medidas efectivas de detección precoz, prevención y protección. Dando prioridad a las políticas sociales preventivas y las acciones educativas, proporcionando estrategias para combatirla individual y colectivamente.
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